Fisioterapeuta especializado en Acúfenos – Tinnitus
El tinnitus o acúfeno es la percepción de un sonido en ausencia de una fuente externa que la produzca. El sonido puede tener características muy diversas y en el 95% de los casos la fisioterapia especializada en acúfenos o tinnitus puede mejorarlo.
Posibles causas del acúfeno
No existe una causa directa única para la aparición del acúfeno, pero si hay identificadas algunos eventos que predisponen al acúfeno:
Estrés mantenido o agudo intenso
Contractura cervical y/o tensión cervical
Tensión mandibular o disfunción de la ATM
Dolor de cabeza o migraña
Latigazo cervical, accidentes de tráfico o similares
Exposición continuada o intensa a ruido
¿Cómo te ayudamos?
En primer lugar, te ayudamos a comprender el acúfeno, qué lo aumenta y qué lo disminuye y porqué. Se realiza una exploración de la cervical y la mandíbula y se propone el tratamiento a seguir.
Información contrastada sobre acúfenos
Exploración física cervical
Exploración de la mandíbula
Plan de tratamiento de ejercicio
Herramientas para el control del tinnitus
Tratamiento del acúfeno
El plan de tratamiento se realiza a partir de la valoración funcional. Se combinarán técnicas manuales con ejercicio y se darán estrategias de distracción.
Terapia manual en la región cervical
Terapia manual en la mandíbula
Entrenamiento cervical y mandibular
Ejercicio aeróbico de alta intensidad
Herramientas y técnicas de distracción
Otras pautas (ciertos alimentos, consejos de exposición al sonido, etc…)
Pide tu cita
Los acúfenos o tinnitus pueden ser desesperantes. Nosotros no quitaremos el tinnitus en una sesión, pero sí estableceremos todas las bases de tratamiento para que tomes el control y te lo quites.
1ª Visita = 60′
Sesión de seguimiento = 45′
Programa de Tratamiento = 5 Sesiones
tarifas
PRIMERA VISITA
85€
Programa tratamiento
495€
8 SESIONES SEGUIMIENTO
sesion seguimiento
70€
La primera pregunta que uno se hace cuando le dicen que el acúfeno es la percepción de un sonido en ausencia de una fuente externa que produzca el sonido es: ¿Entonces, de donde viene este sonido? ¿Qué lo provoca?
La respuesta es simple, aunque aparecen nuevas preguntas más difíciles de responder.
Hasta día de hoy, lo que sabemos es que existe una red de neuronas que en estado de reposo tienen una actividad mayor en las personas que sienten acúfeno respecto las que no lo escuchan. Esto significa que cuando el nivel de actividad de esta red neuronal supera un cierto umbral, aparece el acúfeno.
También puede suceder lo opuesto, que el umbral disminuya, y que una actividad normal de esta red neuronal se traduzca en acúfeno.
Esta red neuronal se compone de dos redes. Una relacionada con el distrés emocional y otra que recibe el nombre de red memoria auditiva y consciencia. Esto será importante, y se explica más adelante.
Para comprenderlo mejor, utilizaremos la metáfora del fuego y el incendio.
En estado de reposo, la actividad normal de las neuronas sería una pequeña hoguera, controlada, dentro de una chimenea de piedra. Pero si alimentamos demasiado el fuego, este podría provocar un incendio y quemar fuera de la hoguera, esta sería la actividad neuronal aumentada, es decir, la aparición de acúfeno.
El siguiente esquema ilustra la actividad neuronal (azul oscuro), que va fluctuando a lo largo del tiempo. Y por otro lado el umbral que delimita si aparece o no acúfeno (línea azul). Vemos tres representaciones donde el nivel de actividad puede estar por debajo del umbral (no acúfeno = fuego controlado), una actividad que fluctúa por arriba y por debajo del umbral (acúfeno intermitente = a veces fuego controlado, a veces incendio), y una actividad por encima del umbral (acúfeno constante = incendio constante). Cuanto más arriba del umbral mayor sería la intensidad del acúfeno.
La siguiente pregunta que uno se hace es, ¿Qué ha provocado este incendio (acúfeno)? Esta respuesta es difícil de responder, porque no tiene una respuesta única. En algunas personas es un trauma acústico, es decir, estar expuesto a altos niveles de ruido, otras personas explican que apareció en una época muy estresante de su vida, otras después de un accidente de tráfico (latigazo cervical), en algunas personas después de un procedimiento dental, algunas después de una enfermedad (por ejemplo: Covid-19). Todas estas causas son estrés para el organismo, independientemente del tipo de estrés, todas ellas quedan bajo el paraguas del estrés.
El estrés produce un aumento de la actividad de muchas áreas del cerebro, incluida la red de memoria auditiva y consciencia y las redes de distrés emocional, es decir, aumentan las áreas relacionadas con el acúfeno. Pero padecer estrés no debería ser la única causa, pues muchas personas sufren estrés, pero no tienen acúfeno, las razones por las cuales esto ocurre son incógnitas hoy en día y hay investigaciones abordando estas preguntas actualmente.
Otros factores relacionados son alteraciones de la columna cervical y la mandíbula. Se conoce que la tensión en la mandíbula o cervicales, dolor o disfunción en estas regiones, incrementa la probabilidad de padecer acúfeno. La explicación más aceptada es que una actividad aumentada de áreas del cerebro relacionadas con la mandíbula y las cervicales aumentarían la actividad de las redes neuronales relacionadas con el acúfeno. En otras palabras y siguiendo con la analogía, el estrés, la mandíbula y las cervicales serían el sustrato que quema el fuego, la leña.
Estos tres factores pueden mejorar a través de un programa de fisioterapia especializada y ejercicio aeróbico de alta intensidad. Dentro de la analogía equivaldría a echar agua al fuego para apagarlo.
Hay un factor determinante para conseguir mayor éxito en el acúfeno y que las personas que lo sufren de hace mucho tiempo en la mayoría de las ocasiones han experimentado por sí mismas. Este factor es la atención sobre el acúfeno. Recordemos que se trata de una red de memoria auditiva y consciencia, y que, por lo tanto, poner atención al acúfeno incrementa el nivel de consciencia sobre él y ayuda a fijarlo en nuestra memoria, del mismo modo que el haber escuchado muchas veces la voz de un familiar o amigo hace que reconozcamos esa persona sólo con escuchar su voz. El poder de la atención no debe desestimarse. En nuestra analogía sería el viento. Cuanta más atención, más viento y consecuentemente más complicado es apagar el incendio, es decir, el acúfeno.
Para quitar atención al acúfeno, la distracción es fundamental y para ello son necesarias herramientas y estrategias para poder quitar el foco de atención del acúfeno. Afortunadamente, el cerebro tiene una capacidad limitada de prestar atención. Si a usted le hablan cuatro personas al mismo tiempo no escuchará ninguna de ellas, pero si se centra en una de ellas, dejará de escuchar lo que dicen las otras tres. Es decir, si queremos quitar la atención del acúfeno, la atención debe desviarse hacia otra actividad que requiera tanta atención que el cerebro no pueda prestarle atención al acúfeno.
El factor distracción es un elemento clave, pues si conseguimos que no haya viento, apagar el incendio será posible.
Por último y no menos importante, el tratamiento farmacológico debe considerarse, pues existen fármacos que nos pueden ayudar a bajar el nivel de actividad neuronal. El único inconveniente es que la mayoría de los fármacos tienen efectos secundarios, y algunos no pueden tomarse más de un tiempo determinado. En acúfenos muy altos se debe considerar el tratamiento farmacológico inicialmente y empezar el tratamiento de fisioterapia para que cuando se retire la medicación se minimice el efecto rebote.
En cualquier caso, el acúfeno se puede eliminar, no es para siempre. ¿El método expuesto es infalible? Por supuesto que no, funciona de forma parcial en algunas personas, otras se libran por completo del acúfeno, a otras no les supone ningún efecto, ¿Por qué esas diferencias? hay muchas incógnitas todavía, lo que si sabemos es que aplicamos lo mejor que hasta ahora existe para el tratamiento del acúfeno.