Bruxismo (Parte 1)

Bruxismo, estrés y adaptación.

Son varios los pacientes que son diagnosticados de bruxismo o bien que reportan bruxismo. Pero exactamente, ¿Qué es el bruxismo? A lo largo de la historia la definición de este término ha ido evolucionando y antes de adentrarnos en el tema, veamos que decidieron algunos expertos en un congreso celebrado en 2017(1). Cabe remarcar el hecho que unos expertos se pongan de acuerdo no implica directamente que las conclusiones derivadas de ese meeting sean necesariamente ciertas, simplemente, unos pocos autoproclamados expertos se han puesto de acuerdo. Incurriríamos a la falacia ad verecumdian si infiriéramos que las definiciones de ese congreso son ciertas por el mero hecho que derivan de unos expertos. Analicemos qué sucedió:

Por primera vez se estableció una definición diferente entre el bruxismo diurno y el bruxismo nocturno. Esta diferenciación es discutible y la analizaremos en profundidad en otras entradas. Pero antes, echemos un vistazo a ambas definiciones:

  • El Bruxismo diurno (BD) se definió como una actividad de los músculos masticatorios durante la vigilia que se caracteriza por el contacto repetitivo o sostenido de los dientes y/o por el refuerzo o empuje de la mandíbula y no es un trastorno del movimiento en personas por lo demás sanas.
  • El bruxismo nocturno (BN) se definió como una actividad de los músculos masticatorios durante el sueño que se caracteriza por ser bien rítmica (fásica) o bien no rítmica (tónica) y no es un trastorno del movimiento ni un trastorno del sueño en personas por lo demás sanas.

Las novedades en las nuevas definiciones serian, en primer lugar, que el bruxismo no estaría definido como una patología, ni como un trastorno del movimiento per se, es decir, salvo que vaya acompañado de signos o síntomas, no necesitaría de tratamiento. Para determinar si el bruxismo es o no es una patología debemos conocer un poco más a fondo en qué consiste, qué objetivo tiene para el organismo una actividad inconsciente o involuntaria de la musculatura de la masticación.

Véamos algunos estudios realizados con roedores donde se analizaron biomarcadores. Los roedores a diferencia de los humanos, no tienen una oclusión que les permita bruxar, su sistema oclusal no encaja a la perfección, por lo que la actividad de su musculatura masticatoria se centra en lo que su nombre bien define: roer. Para ello, necesitan de un objeto externo. Y esto fue lo que hicieron Sato et al. en un interesante estudio publicado en 2008a (2).

Inicialmente dividieron los sujetos (ratas) en 2 grupos. Un grupo control y un grupoestresado mediante contención física. Analizaron algunos biomarcadores en ambos gruposantes y después del estrés con hallazgos estadísticamente significativos y clínicamenterelevantes. Analicemos esos hallazgos:

Se tomaron muestras de sangre analizando el ratio entre linfocitos T y neutrófilos (leucocitos,células del sistema neuroinmune). En condiciones de no estrés, el ratio entre los linfocitos T y los neutrófilos era de un 80/20 aproximadamente favorable a los linfocitos T. Mientras que tras 6h de contención física, estos niveles se fueron invirtiendo hasta un ratio de 30/70 favorable a los neutrófilos. Es decir: El estrés inducido provoca un cambio a nivel del sistema neuroinmune (Figura 1).

Lo interesante viene a continuación: Los investigadores siguieron analizando a los sujetos horas después permitieron a un subgrupo de sujetos estresados que mordieran un palo de madera (actividad bruxista simulada) durante las horas posteriores.

Se observó que los niveles de linfocitos T, que habían disminuido volvían a aumentar al mismo tiempo que los niveles de neutrófilos disminuían en relación al tiempo que se mantenía la actividad bruxista simulada. Es decir, existe una correlación entre la restauración de los ratios de las células del sistema neuroinmune y una actividad bruxista simulada en las horas posteriores al evento estresante (Figura 2).

Figura 1. Ratio entre neutrófilos y linfocitos en el grupo control y grupo estrés.

Figura 2. Niveles de linfocitos T (b) neutrófilos (c) en relación al tiempo de bruxismo simulado posterior a las 6h de estrés inducido.

El estrés inducido provoca cambios en el sistema neuroinmune

Además se midieron el tamaño de la bazo y el timo. Estas glándulas son los centros de maduración de linfocitos T. Sabemos por estudios anteriores que la atrofia del timo es un indicador de fatigabilidad del sistema neuroinmune.

Dentro del grupo estrés, se dividieron los sujetos en tres subgrupos. A un primer grupo se les dejó roer un palo de madera durante un tiempo ilimitado (actividad bruxista simulada fuerte), a un segundo grupo se le dejó roer durante 30′ después del evento estresante (actividad bruxista simulada moderada). Al tercer subgrupo de estrés no se le permitió bruxar. Los episodios de estrés se fueron repitiendo hasta analizar el tamaño de las glándulas.

Los resultados mostraron que cuanto mayor es la actividad bruxista más parecido era el tamaño del bazo y el timo al del grupo control. Es decir, la actividad bruxista simulada es un mecanismo protector frente a la atrofia del bazo y el timo (Figura 3).

Figura 3. Tamaño del bazo y el timo en función del grado de actividad bruxista simulada. 

Por lo tanto, hasta ahora hemos observado qué sucede en el sistema neuroinmune duranteuna actividad simulada de bruxismo a diferentes niveles. Al parecer, esta actividadcontribuye a que el organismo restablezca los parámetros normales del sistemaneuroinmune.

Sigamos.

Entonces, quizás debamos investigar si el estrés que percibimos tiene alguna relación con elbruxismo. Todo apunta a que así es. A nivel hormonal, cuando estamos estresados segregamos una mayor cantidad de glucocorticoides. Karakoulaki et al. en 2015 estudiaron la relación entre el estrés percibido y los niveles de cortisol en pacientes bruxistas y no bruxistas. El estrés percibido se midió a través de la Escala de Estrés Percibido (PSS por sus siglas en inglés) y el cortisol se midió a través de una muestra de saliva. Los hallazgos fueron que el estrés percibido y el cortisol en los pacientes bruxistas mostraron valores más elevados que en el grupo control (3) (Figura 4).

Figura 4. Estrés percibido y nivel de cortisol en pacientes bruxistas y no bruxistas.

Es decir, el estrés evoca una cascada hormonal, y al parecer, cuanto mayor estrés percibimos más actividad bruxista tenemos y eso genera cambios en nuestro sistema inmune. Podemos generar la hipótesis de que el bruxismo es una respuesta de defensa y protección del organismo frente a la percepción de eventos estresantes.

¿Y qué sucede en el cerebro? Veamos qué áreas cerebrales se activan con el estrés y qué sucede si simulamos una actividad bruxista. Este planteamiento lo realizaron Sato et al. en 2008. Realizaron resonancia magnética funcional en sujetos estresados acústicamente mediante un sonido desagradable y posteriormente se les permitía masticar chicle. Durante el estrés se activaron algunas áreas del cerebro, de las cuales, la amígdala especialmente disminuyó su actividad si el sujeto masticaba chicle. Las áreas relacionadas con la audición siguieron activas (Figura 5).

Figura 5. Actividad de la amígdala frente a un estímulo estresor y frente al mismo estímulo más actividad masticatoria.

Al parecer actividad en la musculatura masticatoria parece tener un sentido de protección. Quizás no es una mala respuesta a corto plazo, siempre y cuando el organismo se cada frente al mismo estímulo responda cada vez con menor intensidad, es decir, que se produzcan adaptaciones a través de un proceso alostático. Algunas de las adaptaciones queaparecieron en los sujetos de Sato y Slavicek (4) se resumen en las Tablas 1a-1c.

Tabla 1a. Sumario de los efectos de la actividad simulada bruxista en respuesta a los cambios inducidos por el estrés en el cerebro.

Tabla 1b. Sumario de los efectos de la actividad simulada bruxista en respuesta a los cambios inducidos por el estrés en marcadores sanguíneos.

Tabla 1c. Sumario de los efectos de la actividad simulada bruxista en respuesta a los cambios inducidos por el estrés en órganos y otros parámetros.

Frente al estrés el cuerpo activa mecanismos que tienen como objetivo la supervivencia y bienestar del organismo. Estos mecanismos de adaptación en biología fueron descritos por Pieter Sterling, un neuroanatomista que introdujo el término ALLOSTASIS.

Allostasis significa equilibrio a través del cambio, y se refiere a los procesos a través de los cuales los organismos vivos cambian con el fin de adaptarse a la situación actual y a futuras situaciones parecidas.

Figura 6. Esquema del proceso de Allostasis.

Cuando el estrés se perpetúa demasiado o el cuerpo tiene una capacidad de respuesta al estrés demasiado baja, lleva al organismo a un estado de sobrecarga alostática, o lo que es lo mismo, la adaptación que se producirá no tendrá ningún beneficio ni perjuicio para el individuo en el futuro.

Si se trata de bruxismo inducido por estrés, debe tratarse el estrés o bien, ayudar al organismo a mejorar sus capacidades físicas de adaptación, ya sea desviando la respuesta al estrés hacia otros músculos diferentes que los músculos masticatorios o bien aumentando la capacidad masticatoria para que la actividad bruxista no sea suficiente para provocar patología en la articulación temporomandibular (ATM).

CONCLUSIONES:

  • El estrés tiene efectos sobre múltiples niveles, cerebro, sistema inmune y órganos. Estos efectos pueden ser beneficiosos si el cuerpo es capaz de adaptarse a ellos. Si el estrés se mantiene demasiado tiempo o es tan recurrente que el cuerpo no se ha recuperado del anterior episodio de estrés este no podrá adaptarse
  • El bruxismo parece ser una respuesta para combatir el estrés, que tiene sentido desde el punto de vista biológico, pretendiendo llevar a cabo una regulación del cuerpo a través de una activación muscular, que a su vez, se equipara a las respuestas al estrés de «lucha» o «huida».
  • El papel del bruxismo parece ser más un papel protector, con lo que no parece adecuado enfocarse en su eliminación sin atender a las causas que lo desencadenan.
  • El bruxismo podría tener consecuencias sobre la mandíbula y la articulación temporomandibular (ATM), pero este es un tema que se abordará en otra entrada del Blog.

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BIBLIOGRAFIA:

1. Lobbezoo F, Ahlberg J, Raphael KG, Wetselaar P, Glaros AG, Kato T, Santiago V, Winocur E, De Laat A, De Leeuw R, Koyano K, Lavigne GJ, Svensson P, Manfredini D. International consensus on the assessment of bruxism: Report of a work in progress. J Oral Rehabil. 2018 Nov;45(11):837-844.

2. Sato S. et al. (2008) Bruxism and Stress Relief. In: Onozuka M., Yen CT. (eds) Novel Trends in Brain Science. Springer, Tokyo.

3. Karakoulaki S, Tortopidis D, Andreadis D, Koidis P. Relationship Between Sleep Bruxism and Stress Determined by Saliva Biomarkers. Int J Prosthodont. 2015 Sep-Oct;28(5):467-74.

4. Sato, S., Slavicek, R. The masticatory organ and stress management. J. Stomat. Occ. Med.1, 51–57 (2008).

LECTURA RECOMENDADA:

Sapolsky, R. ¿Por que las cebras no tienen úlcera? (2016).

6 comentarios en «Bruxismo (Parte 1)»

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